El Futuro Del Espejo

Luis era un joven estudiante que vivía solo en un pequeño apartamento. Le gustaba coleccionar objetos antiguos y curiosos, sobre todo espejos. Tenía una pared entera cubierta de espejos de diferentes formas y tamaños, que le daban un aspecto misterioso y elegante a su habitación.

Un día, mientras paseaba por un mercadillo, encontró un espejo que le llamó la atención. Era redondo, con un marco de metal dorado y unos grabados extraños en el borde. El vendedor le dijo que era un espejo muy antiguo, que pertenecía a una familia noble y que tenía un poder maldito: se decía que podía mostrar un futuro aterrador de quien se mirara en él.

Luis no creyó en esa historia, pero le gustó el espejo y lo compró por un precio muy bajo. Lo llevó a su apartamento y lo colgó en la pared de los espejos, junto a los demás. Esa noche, antes de acostarse, se miró en el espejo nuevo y se sorprendió al ver que su reflejo no era exactamente igual al suyo. Tenía el pelo más largo, la barba más poblada y unas ojeras profundas. Parecía más viejo y cansado.

Luis pensó que era un efecto óptico o una broma del vendedor, y se fue a dormir sin darle más importancia. Sin embargo, al día siguiente, cuando se levantó y se miró de nuevo en el espejo, vio que su reflejo había cambiado aún más. Ahora tenía el pelo canoso, la piel arrugada y unas cicatrices en la cara. Parecía un anciano.

Luis se asustó y pensó que el espejo estaba embrujado. Decidió deshacerse de él lo antes posible, pero cuando fue a quitarlo de la pared, se dio cuenta de que estaba pegado con una fuerza sobrenatural. No podía moverlo ni un milímetro.

Luis entró en pánico y empezó a golpear el espejo con sus manos, veía como los cristales salían volando, pero el espejo permanecía intacto, él solo consiguió hacerse daño. El espejo no se rompía ni se soltaba. Entonces, Luis oyó una voz que salía del espejo. Era su propio reflejo, que le hablaba con una voz ronca y malévola:

  • ¿Qué haces, Luis? ¿No te gusta lo que ves? Este es tu futuro, el futuro que te espera si sigues viviendo como vives. Una vida enferma, solitaria, triste y amargada. Una vida sin amor, sin amigos, sin ilusiones. Una vida que te consumirá poco a poco hasta dejarte en los huesos.

Luis no podía creer lo que oía. ¿Cómo era posible que su reflejo le hablara? ¿Qué quería de él? ¿Qué podía hacer para escapar de esa pesadilla?

  • Déjame en paz – gritó Luis – No eres real, eres solo un espejo.
  • No soy solo un espejo – respondió el reflejo – Soy tu yo del futuro, el yo que serás si no cambias tu forma de ser. Y estoy aquí para advertirte, para darte una oportunidad de evitar una muerte desolada y amarga.
  • ¿Qué quieres decir? ¿Qué tengo que hacer?
  • Tienes que cambiar tu vida, Luis. Tienes que salir, conocer gente nueva, enamorarte, divertirte, viajar, aprender… Tienes que vivir con pasión e intensidad, aprovechar cada momento como si fuera el último. Solo así podrás evitar convertirte en mí.
  • ¿Y cómo sé que no me mientes? ¿Cómo sé que no eres un demonio que quiere engañarme?
  • No te miento, Luis. Te lo puedo demostrar y esta es tu última oportunidad.

Entonces, Luis vio con horror cómo su reflejo agarraba un trozo de cristal roto y se lo clavaba en el cuello, haciendo que la sangre brotara a borbotones. Al mismo tiempo, Luis sintió un dolor agudo en su propio cuello y vio cómo la sangre manchaba su camiseta. Cayó al suelo, desmayado.

Cuando Luis despertó, estaba en el hospital. Le habían salvado la vida por poco, pero tenía una herida grave en el cuello que le dejaría una cicatriz de por vida. A su lado, había una enfermera que le sonrió al ver que había abierto los ojos.

  • Hola, Luis – le dijo – Me alegro de que hayas despertado. Soy Laura, soy la enfermera a cargo de la sección donde estas. ¿Cómo te sientes?

Luis no sabía qué decir. Estaba confundido y asustado. ¿Qué había pasado? ¿Había sido todo un sueño? ¿O había sido real?

  • ¿Qué me ha pasado? – preguntó Luis con voz débil.
  • Según los informes una vecina tuya escuchó unos gritos desde tu departamento y después escucho un ruido, llamó a la policía y te encontraron en el suelo, inconsciente y sangrando y te trajeron aquí.

Recordó el espejo maldito y sintió un escalofrío. ¿Sería posible que todo lo que había vivido fuera cierto? ¿Que el espejo le hubiera mostrado su futuro y le hubiera dado una lección?

Luis suspiró y se resignó a no saber la verdad. Tal vez nunca la sabría. Pero algo había cambiado en él. Había sentido el miedo de perder la vida, y también la esperanza de cambiarla.

En los días de recuperación de Luis se hizo muy amigo de Laura, inmediatamente sintieron una conexión. Posteriormente le pregunto a Laura si le gustaría salir con el cuando se recuperara por completo, Laura aceptó encantada y le dio su número de teléfono.

Luis sintió una alegría que hacía mucho tiempo que no sentía. Miró por la ventana y vio que el sol brillaba en el cielo.

Se dijo a sí mismo que ese era el primer día del resto de su vida.

Unos días después Luis regresó a su departamento, con miedo e incertidumbre atraviesa la puerta. Mira hacia donde estaba el espejo y vio que estaba completamente roto. Decidido a deshacerse de él, lo agarra sin oponer resistencia alguna, sale del edificio y lo tira en el contenedor de basura.

Cuando Luis regresa a su departamento, una mujer que pasaba cerca vio un espejo muy hermoso tirado en la basura.

Vaya, quien habría tirado este espejo tan bonito – dijo la mujer antes de llevarse el espejo a su casa.

El espejo estaba como nuevo, esperando el próximo reflejo.

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