Hoy me levanté con el pie izquierdo

Hoy me levanté con el pie izquierdo.

Desde que abrí los ojos, todo me salió mal.

El despertador no sonó, el agua de la ducha estaba fría, el desayuno se me quemó, el tráfico estaba infernal, llegué tarde al trabajo, tuve una discusión con mi jefe, olvidé una cita importante, perdí el autobús de regreso a casa, y para colmo, se me cayó el celular y se rompió la pantalla.

Mi estado de ánimo está por los suelos. Siento que nada tiene sentido, que soy un fracaso, que no tengo nada que ofrecer al mundo.

Pero no me voy a rendir.

No voy a dejar que un mal día defina mi vida.

No voy a permitir que las circunstancias negativas me roben la esperanza y la alegría.

No voy a caer en la autocompasión y el victimismo.

Voy a reaccionar con positividad y resiliencia.

Voy a buscar el lado bueno de las cosas, y a ver los problemas como oportunidades de crecimiento.

Voy a valorar lo que tengo, y a expresar mi gratitud por ello.

Voy a rodearme de personas que me quieran y me apoyen, y a alejarme de las que me hagan daño o me desanimen.

Voy a hacer algo que me guste y me relaje, como leer un libro, escuchar música, meditar, hacer ejercicio, o lo que sea que me llene el alma.

Voy a recordar mis sueños y mis metas, y a trabajar para alcanzarlos.

Voy a cuidar de mi salud física, mental y emocional.

Voy a ser amable conmigo mismo y con los demás.

Hoy me levanté con el pie izquierdo, pero mañana me levantaré con el pie derecho.

Porque yo soy el dueño de mi destino, y el creador de mi felicidad.

Porque yo sé que cada día es una nueva oportunidad de empezar de nuevo, de mejorar, de cambiar, de crecer.

Porque yo tengo la fuerza y la voluntad para superar cualquier adversidad que se me presente.

Porque yo soy un ser humano maravilloso, único e irrepetible, y merezco ser feliz.

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