Amor en Dos Tiempos Cap 13

Capítulo 13 – Inseguridades

Al día siguiente, Diego estaba lleno de entusiasmo y listo para ir a trabajar. Un rugido emocionante llena el aire cuando arrancas la motocicleta con el nuevo escape instalado. La motocicleta se maneja de manera más eficiente y el nuevo sonido hace sonreír a Diego mientras recorre la ciudad de camino al trabajo.

Cuando llega a la oficina, su apariencia radiante no pasa desapercibida para sus amigos y compañeros. Juan, siempre bromista, no pudo evitar comentar.

Juan: (risas) ¡Mira nada más trae más cara de estúpido que ayer!

Carolina escuchó el comentario de Juan mientras tomaba su café y casi escupe su bebida mientras se unía a la risa.

Carolina: (risas) Juan, tienes razón. Parece que nuestro amigo Diego está en plena forma.

Mientras tanto, María estaba con Andrés y observa la escena desde la distancia. Le conmovió la alegría y la confianza que destilaba Diego. Se sentía invisible y sin importancia en la vida de Diego, lo que le causaba un profundo dolor.

María: (pensando para sí misma) ¿Soy tan insignificante en tu vida? ¿por qué no me buscaste? ¿Acaso no me extrañas?

La llegada de Diego a la oficina y la interacción amistosa con sus colegas indican claramente que ha encontrado un nuevo aire de felicidad y satisfacción en su vida.

Por otro lado, Valentina realiza entregas para la aplicación de reparto en motocicleta. A pesar de tener una reciente discusión con sus padres sobre su elección de trabajo, disfruta de la libertad que le brindan las motocicletas y de la oportunidad de conocer y ayudar a muchas personas.

En el camino, recibe un mensaje sobre un nuevo pedido que la lleva al centro de la ciudad, concretamente, a una oficina de ropa. El nombre del cliente en el comunicado era María, un nombre que le parecía familiar.

Valentina estacionó su motocicleta frente a la empresa de ropa y se dirigió a la recepción.

Valentina: (sonriendo) Hola, estoy aquí para entregarle a María.

Los recepcionistas confirmaron la información y asintieron.

Recepcionista: María está en su oficina. ¿Te acompaño?

Valentina: (asiente) Sí, gracias.

Cuando Valentina sigue a la recepcionista a la oficina de María, no sabe que este encuentro cambiará la trayectoria de sus vidas de maneras inesperadas.

La oficina es un espacio elegante y bien iluminado con estantes llenos de ropa de diseño y muebles modernos. María estaba ocupada con el trabajo y escuchó un sonido en la puerta, levantó la vista y se sorprendió al ver a una chica parada frente a ella con un paquete en la mano.

María: (sorprendida) ¿Te puedo ayudar?

Valentina: (asiente) Soy la repartidora. Tengo un pedido para ti.

María: (nerviosa) Vaya, no esperaba verte aquí.

Valentina: (sonríe) Bueno, el personal vino conmigo y estoy aquí para entregarte la comida. ¿Debería dejarlo aquí?

María: (despistada) Oh, sí, gracias. Déjalo en la mesa.

Valentina puso el paquete sobre la mesa.

Valentina se despidió con una sonrisa forzada y salió de la oficina.

Cuando Valentina salió de la oficina de María después de dejar el pedido, dejó escapar unas palabras que María alcanzó a escuchar: Sé que mi Dieguito trabaja en un lugar como este.

Las palabras de Valentina resonaron en la mente de María y sintió que se le helaba el corazón. Al principio se pregunta si la repartidora está hablando de su exnovio Diego.

María: (para sí misma) ¿Dieguito? ¿Podría ser este mi Diego?

Una chispa de curiosidad se encendió en María. Su mente está llena de preguntas y dudas sobre la vida actual de Diego y si ha encontrado la felicidad desde su separación.

María se debate entre su deseo de encontrar información sobre Diego y su miedo a lo que pueda encontrar. ¿Debo seguir mi curiosidad e intentar saber más sobre la vida actual de Diego? se preguntó.

Valentina sale de la oficina de María, pero su mente se llena de incertidumbre. Ha estado lidiando con un torbellino de emociones desde que conoció a Diego la semana pasada. Ella se siente atraída por él, pero las diferencias en sus trabajos la hacen preguntarse si debería salir con él.

Valentina: (a sí misma) ¿Le escribo a mi Dieguito? ¿Pero qué pensará de mí? Él tiene un trabajo estable, su exnovia también y yo solo soy una repartidora. ¿Estaría interesado en alguien como yo? ¿qué pasaría si el quiere regresar con ella?

Luchando con sus inseguridades, Valentina se horroriza ante la idea de ser rechazada por Diego. No quería parecer menos por su elección de trabajo, pero al mismo tiempo, la chispa que sintió cuando lo conoció la hizo querer saber más sobre él.

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