Crescendo Del Corazón Cap.2

Capítulo 2

Al día siguiente, Ana se levantó muy temprano, decidida a preparar el almuerzo para toda la familia. El sol apenas asomaba en el horizonte, pero su determinación no conocía límites. Mientras sus hermanitos, Marta y Luis, aún estaban en la cama, Ana se deslizó con cuidado por el pasillo hacia la cocina, lista para asumir las responsabilidades del nuevo día.

En la cocina, los aromas de los ingredientes frescos llenaron el aire mientras Ana cortaba verduras y encendía la estufa. Su madre, Clara, se apresuraba a alistarse para el día, coordinando los uniformes de los pequeños y asegurándose de que tuvieran todo lo necesario para la escuela. La rutina matutina era un ballet de movimiento coordinado, cada uno desempeñando su papel en la danza diaria de responsabilidades.

En contraste, el padre de Ana seguía durmiendo, ajeno al ajetreo que se desplegaba en la casa. Su figura inerte en la cama recordaba la realidad compleja y desigual que persistía en su hogar. Ana, sin embargo, se centraba en el propósito de proporcionar un poco de normalidad y sustento a su familia, incluso cuando las circunstancias no eran ideales.

Después de preparar el almuerzo y dejarlo listo para más tarde, Ana se unió al movimiento coordinado de la mañana, ayudando a preparar a Marta y Luis para la escuela.

Después de dejar todo preparado en casa, Ana tomó su rumbo hacia la escuela. El animo que la envolvía era notablemente renovado por la dulce melodía de cuna que había experimentado la noche anterior. Cada paso que daba resonaba con una ligereza que contrastaba con las responsabilidades que llevaba sobre sus hombros.

El sol empezaba a ascender en el cielo, pintando tonos cálidos sobre el horizonte. Ana se sumergió en sus pensamientos mientras caminaba, llevando consigo la música que aún resonaba en su mente.

Ana pasó su día de clases con una sensación renovada de normalidad. Mientras se sumergía en sus deberes, no pudo evitar tararear la canción que había escuchado la noche anterior. La melodía se convirtió en una banda sonora suave que acompañaba sus pensamientos y acciones, infundiendo un aire de calma y determinación en su día.

Sus compañeros de clase notaron el cambio en el comportamiento de Ana. La energía positiva que irradiaba y el tarareo constante captaron la atención de algunos, que le dirigieron sonrisas curiosas. Ana respondía con amabilidad, compartiendo con aquellos que se acercaban un destello de la tranquilidad que había encontrado en medio de las dificultades.

El aura de esperanza que Ana llevaba consigo se volvió contagiosa, y su actitud positiva se esparció en el aula. La música, aunque solo fuera en forma de tarareo, se convirtió en un pequeño puente que conectó a Ana con sus compañeros de clase, transformando la atmósfera común de la escuela en algo más sereno y alentador.

La última clase del día era Artes, y Ana se encontraba en camino al aula, cargando una pesada mochila repleta de libros y apuntes. Sin embargo, hoy estaba anormalmente entusiasmada por esa clase. Mientras caminaba por los pasillos, la melodía que había escuchado la noche anterior seguía resonando en su cabeza, anticipando la tranquilidad que la música le proporcionaría.

Cuando Ana entró en el aula de artes, encontró una silla en la parte trasera y se sentó, esperando con ansias la clase. El profesor comenzó a hablar sobre los proyectos futuros para la clase.

Finalmente, el profesor anunció que tendrían una breve presentación de música por parte de un estudiante nuevo. Todos los ojos se volvieron hacia la parte frontal del aula, donde Noah, un chico con una guitarra en mano, se preparaba para tocar. Ana sintió una emoción intensa, como si el universo estuviera conspirando para brindarle más momentos musicales en su vida.

Noah comenzó a tocar su guitarra con una habilidad impresionante, llenando la sala con una hermosa melodía. Las notas fluyeron suavemente, creando una atmósfera de calma y belleza. Ana sintió como si un peso se hubiera levantado de sus hombros mientras se dejaba llevar por la música.

A medida que Noah tocaba, Ana notó que la melodía le resultaba sorprendentemente familiar. Su mente comenzó a recordar la noche anterior, cuando había escuchado la misma melodía desde su habitación. Se dio cuenta de que Noah era el talentoso guitarrista detrás de la música que la había reconfortado en su momento de agotamiento.

Mientras Noah continuaba tocando, Ana se relajó por completo. Sus preocupaciones y cansancio se desvanecieron, y se sumió en la música de Noah. Cerró los ojos y dejó que las notas la llevaran a un lugar de tranquilidad y belleza.

La conexión entre la melodía de la noche anterior y la música en vivo en el aula creó un vínculo especial para Ana. Sentía como si la música estuviera tejiendo hilos invisibles que conectaban esos momentos, brindándole consuelo tanto en la intimidad de su hogar como en el escenario más público del aula de artes.

Ana se perdió en el fluir de las notas, agradecida por esta nueva experiencia musical que había llegado a su vida. Mientras Noah continuaba tocando con pasión, Ana se sumió aún más en la sensación de paz que la música le ofrecía, llevándola a un lugar donde las preocupaciones se desvanecían y solo quedaba la armonía del presente.

Cuando Noah terminó de tocar, Ana abrió los ojos y lo miró con asombro y gratitud. La conexión de Ana era evidente.

Después de la clase de música en la que había escuchado a Noah tocar su guitarra de manera impresionante, Ana no podía sacar al joven músico de su mente. Las notas de su melodía seguían resonando en su cabeza, al igual que la idea de entablar una conversación con él. No obstante, Ana estaba nerviosa, no estaba acostumbrada a sentirse de esa manera por alguien.

Sentada en su habitación después de la escuela, Ana comenzó a idear diferentes formas de acercarse a Noah y comenzar una amistad. Miró su diario y tomó un bolígrafo, dejando que sus pensamientos fluyeran en el papel.

“Quizás podría preguntarle sobre su música”, pensó Ana mientras escribía. “Podría decirle que me encantó su interpretación y que tengo interés en aprender a tocar la guitarra. Eso podría ser un buen punto de partida.”

Ana suspiró y mordió suavemente el extremo del bolígrafo, sintiendo cómo el sonrojo le subía a las mejillas. “Pero, ¿y si piensa que soy una entrometida o que solo estoy tratando de halagarlo?”, se preguntó a sí misma. Sus pensamientos la llevaron a considerar otras posibilidades.

“O podría acercarme a él durante un receso”, continuó escribiendo. “Podría preguntarle sobre sus pasatiempos o intereses, o tal vez si le gustaría unirse a mí y a algunos amigos para almorzar en la cafetería. Eso sería menos directo, ¿verdad?”

Ana reflexionó sobre la idea y pensó que acercarse de manera más casual podría ser una forma menos intimidante de establecer una conexión. Decidió que, en lugar de abordar directamente el tema de la música, podría iniciar una conversación más general para conocer a Noah de una manera más relajada.

La luz del día disminuía gradualmente, y Ana, absorta en sus pensamientos, continuaba escribiendo. Las palabras, cargadas de esperanza y anticipación, se convertían en su manera de dar forma a la conexión que anhelaba establecer. Con cada trazo, Ana construía un camino que la llevaría más cerca de Noah y, con suerte, hacia una amistad que podría florecer como una hermosa melodía en sus vidas.

Sin embargo, a medida que Ana continuaba plasmando sus ideas en el papel, se dio cuenta de que su corazón latía con fuerza y que sus pensamientos se centraban cada vez más en cómo impresionar a Noah. Se dio cuenta de que no solo quería ser amiga de él, sino que también le gustaba de una manera que nunca había experimentado antes.

La confusión y la sorpresa se mezclaron en el rostro de Ana mientras dejaba caer su bolígrafo y se apoyaba en su escritorio. Se sentía apenada por la repentina oleada de sentimientos hacia Noah. ¿Cómo podría acercarse a él ahora, sabiendo que sus emociones iban más allá de una simple amistad?

El susurro de las hojas de su diario se desvaneció en la habitación, y Ana quedó en silencio, perdida en sus propios pensamientos. Las luces de la calle comenzaron a titilar en la penumbra, reflejando la incertidumbre que se había apoderado de su mente.

Mientras contemplaba la posibilidad de revelar sus sentimientos, Ana se dio cuenta de que estaba en un cruce emocional. La idea de arruinar la oportunidad de una amistad cercana con Noah la atormentaba, pero al mismo tiempo, la verdad de sus sentimientos clamaba por ser expresada.

Ana se dio cuenta de que tendría que encontrar una manera de lidiar con estos nuevos sentimientos mientras mantenía la determinación de formar una amistad con Noah. La idea de hablar con él de manera casual y amigable seguía siendo su objetivo, pero ahora también tenía que descubrir cómo manejar sus emociones.

Perdida en sus pensamientos sobre cómo acercarse a Noah, había estado ideando diferentes formas de iniciar una conversación durante lo que parecía una eternidad, y las ideas seguían fluyendo en su mente. La emoción y la incertidumbre se mezclaban en su corazón mientras pensaba en el chico que le había robado la atención.

Decidió que, en lugar de abrumarse con la intensidad de sus sentimientos, abrazaría la oportunidad de conocer a Noah más profundamente. Planeaba ser honesta consigo misma y con él sobre sus emociones, pero también comprendía la importancia de mantener un equilibrio.

Ana se propuso conocer a Noah como amigo primero, explorando sus intereses comunes y compartiendo experiencias. Quería que su conexión se basara en una amistad sólida antes de considerar cualquier cosa más allá. Además, decidió confiar en el tiempo y permitir que las cosas se desarrollaran de manera natural.

Sus pensamientos eran como un torbellino, y decidió tener una breve conversación consigo misma para aclarar sus ideas.

  • Ana (A): Vale, Ana, esto se está poniendo complicado, ¿verdad?
  • Ana (B): Sí, definitivamente. No esperaba que las cosas se volvieran tan… intensas.
  • A: Pero, ¿has notado que la idea de conocer a Noah como amigo primero todavía te emociona?
  • B: Sí, absolutamente. Hay algo en él que va más allá de la atracción, algo que quiero descubrir.
  • A: Bien, entonces, ¿cuál es el plan?
  • B: Pienso ser honesta, contigo misma y con Noah. No quiero esconder mis sentimientos, pero también sé que esto es un territorio nuevo.
  • A: ¿Y cómo manejarás eso? ¿No te preocupa que pueda afectar la amistad que estás tratando de construir?
  • B: Claro que me preocupa, pero creo que la honestidad es clave. Planeo ser transparente sobre mis emociones, pero también quiero que nuestra conexión crezca de manera natural.
  • A: ¿Y si las cosas se complican?
  • B: Bueno, ese es el equilibrio que debo encontrar. No quiero apresurarme ni asustarlo, pero tampoco quiero ocultar quién soy.
  • A: ¿Y si no comparte los mismos sentimientos?
  • B: Eso es algo con lo que tendré que lidiar. Estoy preparada para aceptar cualquier resultado y, al menos, sé que estoy siendo sincera conmigo misma.
  • A: Parece que tienes un plan sólido, ¿no?
  • B: Sí, creo que sí. Solo necesito recordarme a mí misma que esto es un proceso, y no tengo que tener todas las respuestas de inmediato.
  • A: Exacto. Dale tiempo al tiempo, Ana.
  • B: Sí, exactamente. Una cosa a la vez.

Cuando finalmente levantó la mirada para revisar el reloj, la sorpresa se apoderó de ella. Había pasado mucho más tiempo del que había planeado pensando en Noah y sus emociones. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, y la tarde se había convertido en noche.

Ana se apresuró a revisar su lista de tareas pendientes y se dio cuenta de que tenía una serie de responsabilidades en el hogar que debía atender. Las tareas domésticas, cuidar de Marta y Luis, y preparar la cena para su madre ocupaban su tiempo después de la escuela.

Se levantó de su escritorio y suspiró, sintiéndose frustrada consigo misma por haber perdido tanto tiempo en sus pensamientos. “Debería haber comenzado las tareas del hogar hace horas”, se reprochó.

El peso de sus responsabilidades familiares la golpeó con fuerza, recordándole la constante lucha que enfrentaba para equilibrar su vida académica, sus deberes en casa y ahora, sus complicadas emociones hacia Noah. Ana decidió que no podía permitirse distraerse más y se dirigió hacia la cocina para comenzar con las tareas que le esperaban.

Caminó hacia la sala de estar, donde Marta y Luis estaban jugando, y comenzó a supervisar sus actividades mientras les recordaba que debían hacer sus deberes y prepararse para la cena. El sonido de los juegos infantiles llenaba la casa, y Ana se esforzaba por mantenerse enfocada en sus responsabilidades. A pesar de la preocupación por el tiempo perdido, sabía que su familia dependía de ella, y debía cumplir con sus responsabilidades.

A medida que el tiempo avanzaba, Ana se sumergió por completo en las tareas del hogar, ocupada en cuidar de su familia y mantener la casa en orden. Sus pensamientos sobre Noah aún rondaban en su mente, pero por el momento, su atención estaba completamente dedicada a sus deberes.

El aroma de la cena comenzó a impregnar la casa mientras Ana preparaba una comida nutritiva para su familia. Las risas de Marta y Luis proporcionaban un recordatorio constante de la importancia de su papel como hermana mayor y cuidadora. A pesar de las complejidades de su vida, Ana encontraba fuerza en su dedicación a su familia.

La noche avanzaba lentamente, y Ana seguía ocupada hasta que finalmente pudo sentarse a la mesa con su familia para cenar. Aunque había perdido tiempo pensando en Noah, sabía que su compromiso con su familia era su prioridad principal y que tendría que encontrar momentos adecuados para abordar sus propios sentimientos en el futuro.

Mientras compartían la cena, la atmósfera en la mesa estaba llena de risas y charlas familiares. Marta y Luis compartían historias emocionantes sobre su día en la escuela, mientras que la madre de Ana expresaba su gratitud por la deliciosa cena que su hija había preparado con tanto esmero.

Después de la cena, Ana se sumergió nuevamente en sus responsabilidades, ayudando a Marta y Luis con sus deberes, preparando todo para el día siguiente y asegurándose de que la casa estuviera en orden. Mientras estaba con sus hermanos, la voz de su madre se elevó en una discusión apasionada con su padre en la sala de estar.

Aunque Ana intentaba mantener un ambiente tranquilo para Marta y Luis, la tensión en el aire la afectaba profundamente. La pelea de sus padres y el trasfondo de problemas relacionados con el alcoholismo creaban una atmósfera cargada en la casa.

A pesar de la difícil situación, Ana se esforzó por mantener la calma y brindar a Marta y Luis un sentido de estabilidad.

Era una noche oscura y tranquila. Ana se encontraba en su escritorio, rodeada de libros y apuntes, tratando de concentrarse en sus estudios a pesar de la fatiga que la invadía. Había pasado un día agotador cuidando de sus hermanos y ocupándose de las tareas domésticas, y ahora la noche se cernía sobre ella mientras intentaba ponerse al día con sus deberes escolares.

Mientras Ana se esforzaba por leer y escribir, el sonido de una guitarra comenzó a llenar la habitación. Al principio, las notas le parecieron familiares, ya que había escuchado a Noah tocar en la clase de música con melodías alegres y hermosas. Pero, esta vez, la música era diferente. Era un sonido triste y frío.

Ana dejó su libro y miró hacia la ventana. La melodía que fluía de la guitarra de Noah llenaba la habitación con una tristeza profunda y penetrante. Las notas eran sombrías y melancólicas, como si llevaran consigo el peso de un corazón roto.

La música resonaba en la oscuridad de la noche, creando una atmósfera cargada de emociones intensas. Ana se encontraba atrapada entre las páginas de sus libros y la tristeza melódica que llenaba el aire, incapaz de evitar ser absorbida por la intensidad de la interpretación de Noah. Mientras escuchaba, sintió una conexión inexplicable con la tristeza de la melodía, como si de alguna manera reflejara sus propias emociones internas.

El sonido de la guitarra envolvía a Ana, y una sensación de tristeza profunda comenzó a apoderarse de ella. Se preguntaba qué podía haber llevado a Noah a tocar una melodía tan melancólica esa noche. La música parecía reflejar el peso de sus propios pensamientos y preocupaciones.

Ana se levantó de su escritorio y caminó hacia la ventana, tratando de ubicar la fuente de la música. La luz de la luna brillaba suavemente en el jardín, pintando con destellos plateados las hojas de los árboles. A unas casas de distancia, en el porche iluminado por la tenue luz nocturna, Ana distinguió la figura de Noah.

El rostro de Noah estaba iluminado por la pálida luz de la luna, revelando líneas de dolor y melancolía en su expresión. El reflejo plateado destacaba la intensidad en sus ojos mientras sus dedos danzaban sobre las cuerdas de la guitarra. El cabello oscuro de Noah se movía ligeramente con la brisa nocturna, y su postura revelaba una profunda inmersión en la música, como si estuviera explorando los rincones más oscuros de su propia alma a través de las notas tristes de su guitarra.

Ana se encontró hipnotizada por la escena, observando en silencio cómo Noah canalizaba sus emociones a través de la melodía. La tristeza que resonaba en cada acorde parecía contar una historia que iba más allá de las palabras, dejando a Ana con una sensación de conexión compartida a través de la música.

La escena le rompió el corazón. Ana no sabía por qué Noah estaba tocando una melodía tan desgarradora esa noche, pero sentía una profunda empatía por él. La tristeza en su música la afectó de una manera que no había experimentado antes.

A pesar de todo, no se atrevió a acercarse a él en ese momento. Se sintió impotente ante la tristeza de Noah y se preguntó si había algo que pudiera hacer para ayudarlo. En silencio, volvió a su escritorio y continuó con sus estudios, con el sonido de la guitarra de Noah como fondo, recordándole la complejidad de los sentimientos y las luchas que cada persona lleva consigo.

Sumida en pensamientos mientras la música melancólica de Noah resonaba en su mente.

Ana: ¿Por qué esa melodía tan triste, Noah?

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio