Amor en Dos Tiempos Cap 4

Capítulo 4 – Sonrisa Amistosa

Finalmente, después de considerar varias opciones, Diego encontró un departamento que le gustaba y que se ajustaba a su presupuesto. Se siente aliviado y entusiasmado por el nuevo comienzo que le espera.

Diego: (decidido) Creo que este es el lugar para mí.

Carolina sonrió y se giró hacia el dueño, el Sr. Rodríguez para terminar con los detalles del contrato de arrendamiento.

Carolina: (decidida) Sr. Rodríguez, ¿podemos seguir con los documentos?

Sr. Rodríguez asintió y comenzó a preparar el contrato de arrendamiento. Al mismo tiempo, Diego expresó su agradecimiento a Carolina por la amabilidad y apoyo que le ha brindado durante este difícil momento.

Carolina: (mirando el lugar) Este lugar es fascinante, Diego. Realmente has encontrado un departamento fantástico.

Diego: (agradecido) Gracias Carolina. Gracias por ayudarme a encontrarlo. Me gustaría invitarte a cenar esta noche como agradecimiento.

Carolina sonrió y asintió mientras se sentaban en la sala de estar.

Diego y Carolina se encuentran en el nuevo departamento de Diego. El ambiente es acogedor y relajado, y la cena se está en camino, solicitada a través de la aplicación del teléfono de Diego.

Carolina: (curiosa) Me alegra poder ayudarte. Pero Diego, ¿por qué decidiste mudarte?

Diego suspiró y decidió abrirse con Carolina y explicarle lo que pasó con María.

Diego: (con sinceridad) La verdad es que María terminó conmigo, me dijo que tenía a alguien más en su vida. Me comentó que él la llenaba de detalles y atenciones constantes y ella decidió terminar nuestra relación. Fue un momento muy difícil para mí.

Carolina escuchó atentamente mientras Diego compartía sus pensamientos y sentimientos. Se podía ver la tristeza en sus ojos y la carga en su corazón.

Carolina: (comprensiva) Lamento mucho escuchar eso, Diego. Debe ser muy difícil para ti. Pero recuerda que tienes amigos y personas que te apoyan en momentos como este. Ahora entiendo por qué el estúpido de Juan no podía quitarte los ojos de encima.

Diego: (agradecido) Lo sé, Carolina. Tu amistad y la de Juan son un apoyo y significan mucho para mí. Gracias por estar aquí.

Cuando sonó el timbre anunciando la llegada del pedido de comida, Diego se levantó del sofá y abrió la puerta.

De pie frente a él con una sonrisa amistosa estaba la repartidora una mujer joven, naturalmente hermosa y con cabello largo. Sus ojos profundos reflejaban el sol de la tarde, con su cara notablemente sudada debido al calor.

Cuando Diego abrió la puerta con expresión cansada, pero amable, la repartidora involuntariamente se sonrojó al verlo.

Esta timidez lo sorprendió ya que nunca antes se había sentido así con un cliente.

Repartidora: (sonríe tímidamente) Buenas t-tardes… aquí está su p-pedido.

Le entregó el paquete a Diego y tartamudeó: Um… esto es… lo que ordenaste.

Diego quedó conmovido por la expresión nerviosa de la repartidora, le agradeció con sinceridad antes de tomar el paquete. Notó que se veía cansada y acalorada. Así que saco una bebida del paquete que recibió y se la entregó.

Diego: (amablemente): Ten, toma esto. Debes de estar cansada y acalorada. Gracias por la entrega.

Después de eso Diego se giró hacia la puerta y se metió al departamento.

Carolina: (notando su expresión) ¿Quién estaba en la puerta?

Diego: (sonriendo) Sólo la repartidora que trajo la comida.

Diego sintió una sensación agradable por la nerviosa repartidora. Es muy bonita dijo para sí mismo.

Cuando la repartidora salió del edificio, se dijo a sí misma: Valentina, ¿qué te pasa? Seguro que ahora pensará que eres estúpida, nunca me había puesto nerviosa por un cliente, a decir verdad, era un bombón, aunque se veía algo triste debe de estar muy cansado, a lo mejor tuvo un mal día.

Diego y Carolina disfrutan de una agradable cena en el nuevo departamento de Diego. El ambiente era relajado y la conversación entre ambos fluía con naturalidad.

Carolina: (curiosa) Diego, siempre he considerado a Juan un buen amigo. Pero a veces siento que ya no me ve como otra cosa. ¿Por qué crees que esto es así?

Luego de tomar unos sorbos de su bebida, Diego decidió responder en tono de broma.

Diego: (en broma) Bueno Carolina, creo que deberías atacarlo. ¡Aventarte y robarle un beso!

Carolina se empezó a reír ante la idea de Diego, pero miró pensativamente a su amigo.

Carolina: (sonríe) Suena un poco arriesgado, ¿no?

Diego: (risas) Claro que si es una broma. Pero en serio, tal vez deberías hablar con él. A veces los hombres pueden tardar un poco en darse cuenta de las señales.

La conversación continuó con una mezcla de risas y complicidad mientras compartían historias y anécdotas.

Durante la cena y una botella de alcohol, la tensión se disipó y ambos se sintieron cómodos el uno con el otro. Con el tiempo, llega el cansancio del día largo y agotador mentalmente.

Entre risas y bostezos, se dieron cuenta de que se habían quedado dormidos en el sofá.

Diego: (bosteza) Creo que es hora de ir a la cama. Ha sido un día agotador.

Carolina: (asiente) Tienes razón. Gracias por la cena y la conversación, Diego, todo saldrá bien, ya verás. Carolina dijo con voz tranquila.

Se despidieron, prometieron discutir el tema con más detalle en otro momento y se retiraron a sus habitaciones.

Diego y Carolina, vecinos recién mudados, se preparan para ir a trabajar juntos después de una noche de risas y copas de vino. Pero la reseca que los afecta se refleja en sus rostros cansados ​​y fatigados.

 Diego: (bosteza) Creo que debí haber bebido menos anoche.

Carolina: (risas) Sí, por supuesto.

A pesar de la resaca, ambos estaban felices de tener ahora la compañía del otro.

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