La sombra que se llevó a mi hija

Camila es una niña de seis años a la que le gusta jugar en el parque. Todos los días después de la escuela iba al parque con su madre y se divertía en los columpios y toboganes. Un día, mientras jugaba, Camila vio una extraña sombra detrás de un árbol. Era una gran sombra negra, con forma humana, pero sin rostro ni detalles. Camila sintió curiosidad y se acercó al árbol para ver qué era.

Cuando llegó al árbol, la sombra se movió y se paró detrás de otro árbol. Camila siguió la sombra y se alejó cada vez más del parque. Camila no se da cuenta de que se está alejando de su madre y de otros niños. La sombra la llevó a un callejón oscuro y sucio donde no había nadie. Allí la sombra se detuvo, inmóvil. Camila se acercó a la sombra y preguntó:

  • ¿Quién eres? ¿Qué deseas? La sombra no respondió. Simplemente se apoyó en Camila y le susurró al oído:
  • Soy tu peor pesadilla. Quiero tu alma.

Camila sintió escalofríos y un miedo terrible. Quería gritar, pero no pudo. La Sombra le tapó la boca con manos frías y le clavó las uñas en el cuello. Camila sintió un dolor insoportable y perdió el conocimiento.

La madre de Camila la buscó en el parque, pero no la encontró. Llamó a la policía y a su marido, pero nadie supo nada de Camila. La niña desapareció sin dejar rastro. La Sombra se llevó el cuerpo de Camila a su cueva y lo guarda con los cuerpos de los otros niños que capturó.

Una semana después, la madre de Camila recibió una llamada telefónica. Este es un número desconocido. Mientras respondía, escuchó la voz de Camila que le decía:

  • ¿Mamá dónde estás? Te extraño mucho. Ven al parque y búscame. La madre de Camila estaba feliz y confundida. Pensó que podría ser una broma cruel o una falsa esperanza. Pero también pensó que ésta podría ser una oportunidad para recuperar a su hija.

Entonces decidió ir al parque para ver si encontraba alguna pista. Cuando llegó al parque, vio a Camila sentada en un columpio. La niña vestía la misma ropa que el día de su desaparición. La madre de Camila corrió hacia ella y la abrazó fuertemente.

  • ¡Camila!, ¡Camila! ¡Te encontré! ¡Te amo!

Madre… – dijo Camila con voz débil. La madre de Camila se apartó un poco y la miró a los ojos. Entonces se dio cuenta de que algo andaba mal. Los ojos de Camila estaban vacíos y apagados. Su piel estaba pálida y fría. Su cabello estaba desordenado y sucio.

  • ¿Qué pasa mi amor? ¿Quién te hizo esto? Preguntó la madre.
  • “Es una… sombra…” dijo Camila con dificultad. Una sombra… me capturó… me robó el alma… me usó como carnada…
  • ¿Carnada? ¿entonces? tú…

En ese momento, la madre de Camila sintió que unas manos frías la agarraban por detrás. Se giró para ver la sombra que se llevó a su hija. La sombra sonrió maliciosamente y dijo:

  • Gracias por venir, mamá. Ahora tengo dos almas para alimentarme.

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