La casa de la Vidente Leyenda de España

En la calle del doctor Barraquer de Coslada, Madrid, hay una casa que parece normal a simple vista, pero que esconde un oscuro secreto. En esa casa vivió una mujer llamada Charo, que se dedicaba a la videncia y a la ouija. Charo era una persona solitaria y misteriosa, que apenas salía de su casa y que tenía fama de ser muy poderosa en sus prácticas ocultas. Se dice que Charo podía contactar con los espíritus de los muertos y que les hacía preguntas sobre el futuro.

Un día, Charo desapareció sin dejar rastro. Nadie supo qué fue de ella ni dónde estaba. Su casa quedó abandonada y cerrada durante años, hasta que una pareja decidió mudarse a ella en 1993. La pareja no sabía nada de la historia de Charo ni de lo que había hecho en esa casa. Solo buscaban un lugar tranquilo y barato para vivir.

Al principio, todo parecía normal. La casa era amplia y luminosa, y la pareja se sentía a gusto en ella. Sin embargo, pronto empezaron a ocurrir cosas extrañas. Por las noches, escuchaban ruidos de pasos, golpes, susurros y risas. A veces, veían sombras y luces que se movían por las habitaciones. Los objetos se caían o cambiaban de lugar. Las puertas se abrían y cerraban solas. El ambiente se volvía frío y pesado.

La pareja pensó que se trataba de algún bromista o de algún problema eléctrico. Intentaron ignorar los fenómenos y seguir con su vida normal. Pero los sucesos se hicieron cada vez más frecuentes e intensos. Un día, su hijo cayó enfermo inexplicablemente. Tenía fiebre, dolores y pesadillas. Los médicos no encontraban ninguna causa para su mal.

La pareja empezó a sospechar que algo malo pasaba en la casa. Decidieron investigar por su cuenta y descubrieron la verdad. Al arrancar el papel de una de las paredes, vieron el nombre de Charo escrito con sangre. También encontraron un tablero de ouija y varios objetos relacionados con el espiritismo. Se dieron cuenta de que la casa estaba poseída por los espíritus que Charo había invocado y que no habían podido marcharse.

La pareja se asustó y decidió abandonar la casa lo antes posible. Recogieron sus cosas y se fueron, dejando atrás la casa maldita. Pero los vecinos siguieron oyendo ruidos provenientes de la vivienda vacía. Se dice que los espíritus de Charo y de sus contactos siguen atrapados en la casa, esperando a que alguien se atreva a entrar y a jugar con ellos.

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