Un Día con los Vivos

Don Pedro, es abuelo de una gran familia estaba muy contento por ir a visitar a su familia. Cada año viajaba para visitar a sus hijos, nietos y bisnietos. Le encantaba ver cómo habían crecido, cómo se habían casado, cómo habían tenido hijos propios. Le llenaba de orgullo y de amor ver su legado.

Don Pedro se presentaba en la casa de su hijo mayor, donde se reunía toda la familia para celebrar.

Lo recibían con felicidad y palabras de cariño. Él les contaba cómo estaba, cómo se encontraba con sus viejos amigos y parientes, cómo se divertía y aprendía cosas nuevas. Ellos le contaban cómo les iba en el trabajo, en la escuela, en el amor. Se reían y recordaban todos los momentos felices que habían compartido.

Don Pedro se sentía muy feliz de estar con su familia, aunque fuera por un día. Les agradecía por no olvidarlo, por mantenerlo vivo en sus corazones. Les decía que los amaba mucho y que siempre los cuidaba desde el otro lado. Al final del día, cuando el sol se ponía y las estrellas salían, Don Pedro se despedía de todos con una sonrisa. Les daba un último abrazo y un beso, y les prometía volver al año siguiente. Luego cruzaba el puente de flores y regresaba al mundo de los muertos, donde lo esperaban sus otros seres queridos.

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